1. Hidratación y Alimentación Ligera 

• Bebe abundante agua (mínimo 1 litro en las 2-3 horas posteriores).

• Come ligero: frutas, verduras, alimentos frescos y sin procesar.

• Evita comidas pesadas, alcohol y cafeína por el resto del día si es posible.

2. Descanso y Escucha Corporal 

• Date permiso para descansar: una siesta breve o simplemente relajarte.

• Evita el sobreesfuerzo físico.

• Observa cómo responde tu cuerpo: molestias, alivio, sensaciones nuevas.

• Si puedes, acuéstate temprano esa noche.

3. Movimiento Suave y Respiración

• Haz estiramientos suaves o una caminata lenta (10-20 minutos).

• Haz respiraciones profundas, enfocándote en cómo entra y sale el aire, 3 veces seguidas.

4. Observa tu Estado Mental y Emocional

• Anota cualquier cambio o emoción relevante que surja tras la sesión.

• Si tienes pensamientos o recuerdos inesperados, simplemente obsérvalos sin juzgar.

5. Integra y Ajusta Rutina

• No tomes decisiones importantes en las siguientes 24 horas.

• Si sientes necesidad de hablar, busca una conversación tranquila y sin juicios.

• Evita sobrecarga sensorial: reduce pantallas, ruido y actividades intensas.

6. Seguimiento Personal

• Al día siguiente, revisa cómo te sientes física y emocionalmente.

• Haz una nota breve de lo que percibes diferente o igual.

• Si el sanador lo recomienda, agenda una revisión o consulta breve para resolver dudas.

• Sigue el progreso por 30 días, escribe los cambios que veas, porque muy probablemente haya cambios que sean percibidos claramente por ti o tu entorno.

7. Cierra el Proceso con Intención

• Al final del día, reconoce tu esfuerzo y disposición.

• Frase sugerida (opcional):

  “Agradezco el proceso vivido y permito que mi cuerpo y mente integren todo lo positivo de esta experiencia.”